Con este título Hans Kelsen realizó un ensayo en
el que reseña de forma crítica algunos de los conceptos clásicos de Justicia para concluir que en todo caso el
concepto de Justicia es subjetivo y
para él «un hombre es justo si su conducta se adecua a las normas de un orden
social supuestamente justo». Esta respuesta no resuelve ninguna interrogante,
pues solo traslada la cuestión del hombre justo al orden social justo, de forma
tal que resulta igual de infructuoso intentar definir en qué condiciones dicho
orden tendría tal calificativo.
Sin importar cuál sea el
concepto de Justicia, la sociedad lo
asocia, de manera más o menos generalizada, con otros conceptos, tales como:
Equidad, Igualdad, Bien, Valor, Virtud, Sabiduría, Bondad, imparcialidad de los
tribunales y otros más.
La Justicia
como valor
Todos los valores: Justicia, Igualdad, Equidad, Bondad, Libertad, Respeto, Amor, etc. No son fácilmente perceptibles en la realidad, por ello
es más fácil conocerlos y estudiarlos a través de sus opuestos, que no es otra
cosa que la ausencia de los primeros. Es decir, la injusticia es ausencia de Justicia y así con cada valor.
Esta percepción considera al valor positivo como neutralizante de su
antivalor. Reconocemos que hay Justicia
cuando se restablece el orden alterado por la injusticia. La Justicia entonces tiene varias
definiciones dependiendo el momento de su concreción real, sea activa o pasiva.
Mientras que exista un orden objetiva y racionalmente justificado (igualdad
entre iguales y desigualdad entre desiguales) hay concreción real pasiva, en
cambio cuando el orden se altera a consecuencia de un privilegio y después se
restablece el orden violentado hay concreción real activa.
Son las emociones las ventanas
a través de las cuales se perciben los valores. En el caso de la Justicia que está estrechamente
vinculada con los valores de Igualdad
y Equidad, las emociones no perciben
la injusticia sin antes percibir la desigualdad. Por ejemplo, en una familia de
tres hijos mientras que ninguno tenga, ya no un Smartphone, sino un celular común, habrá igualdad y por tanto Justicia. En cambio, si los padres
deciden comprar un celular a uno de los hijos, los que no fueron beneficiados
percibirán la desigualdad. Hasta este punto la desigualdad no implica per se una injusticia, pues los sujetos
que la perciben ponderan si esa desigualdad está o no justificada. Siguiendo el
ejemplo, si el hermano que tiene el celular ayuda en un hipotético negocio
familiar, mientras los otros juegan, los demás entenderán que la desigualdad
generada por el celular está justificada. Esta es la esencia de la formula
aristotélica «igualdad para los iguales, desigualdad para los desiguales».
Cuando una desigualdad no se
encuentra objetiva y racionalmente justificada se convierte en privilegio. En
el ejemplo de arriba si el celular fuera un privilegio, la Justicia (como valor positivo restitutivo) se reduce o bien a retirar
el privilegio o a concedérselo a los demás. Esta es la idea que motivó a la
ilustración, no porque conocieran la igualdad sino porque la conciban a través
de su ausencia y demandaban su concreción real activa.
La Justicia es entonces un valor y su realización
una virtud y como tal se cultiva. Incluso cultivada es efímera (en tanto
concreción real activa), alcanza concreción real por breve tiempo y después se
esfuma, es por ello que es más fácil estudiarla desde la injusticia que es
constante. En otro sentido, la Justicia es un motor para transformar la
realidad, al ser una aspiración los individuos actúan persiguiéndola y de esa
forma inciden en la adecuación de su entorno para alcanzar al menos un estándar de Justicia.
Para ti ¿Qué es Justicia?
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