Argo |
La filosofía es como una nave que surca el cosmos. No es de madera ni de
hierro, su materia es la reflexión.
No la mueven velas, ni combustibles, sino la
eterna búsqueda de la verdad. De toda la creación sólo al hombre le ha sido
dada, todos nacemos con ella, algunos se complacen en desplazarse dos o tres
millas, otros más se adentran en ese mar cósmico, incluso hay quienes no
contentos con navegar en la superficie se sumergen o se elevan en su constante
búsqueda de conocimiento.
La filosofía busca la verdad, pero no pretende encontrarla, cuando lo hace
no detiene su ambiciosa faena, lo que encuentra lo obsequia a su hija la ciencia que se encargará de estudiar,
analizar y explotar lo que su madre ha encontrado. Los alcances de la filosofía
son bastos, pues en la constante caza del conocimiento no hay descanso. El filósofo
es un cazador que tiene que alimentar a la siempre hambrienta ciencia, es por
ello que la filosofía no disfruta de sus conquistas porque no caza para ella,
sino para su progenie.
El Pensador |
La filosofía del Derecho es esa parte de la reflexión que tanto filósofos
(formales) como juristas realizan principalmente de las normas. No obstante,
como la filosofía es un todo, el objeto de las reflexiones no es exclusivamente
normativo, existen otro tipo de elementos estrechamente vinculados con la reflexión
jurídica que le dan al filósofo del derecho una perspectiva más amplia.
En la filosofía del Derecho se
han desarrollado varias perspectivas sobre los conceptos jurídicos y sus
relacionados, las más populares son
el iuspositivismo y el iusnaturalismo, sin embargo, existen
otro tipo de corrientes como el realismo jurídico, el formalismo o el
neoconstitucionalimo. Todas ellas son diferentes maneras de entender al fenómeno
jurídico y son al mismo tiempo el punto de partida para desarrollar la Ciencia
jurídica.
Es deseable que los operadores jurídicos
desarrollen una actitud filosófica perspicaz, pues es la herramienta idónea
para generar nuevo conocimiento jurídico mejor argumentado.
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