El feminismo se justifica por la nada corta dominación que la mujer ha sufrido a causa de su sexo. Dominación no sólo perpetrada por hombres sino también por mujeres. El feminismo es la pugna por liberarse de ese yugo, la reivindicación de su sexo, el ejercicio de su libertad y el reconocimiento de su igualdad. Ello no es una demanda egoísta ni excluyente, sino una particularización de los marginados, de los oprimidos, de las víctimas, del «exterior» que tiene perfecta armonía con otros movimientos de liberación como el de los migrantes, indígenas, negros, lgbtti, palestinos, entre otros. La solidaridad en la filosofía de la liberación se da en dos sentidos, por un lado, entre esos grupos de oprimidos que se identifican en las mismas condiciones de exclusión o «exterioridad» y por otro lado desde «la totalidad», desde los no excluidos, incluso quizá de quienes ejercen la hegemonía, que reconocen en el otro-excluido el origen del contradiscurso, lo escuchan y facilitan el dialogo p
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